Sobre algunos peligros en la formalización de la psicología social cognitiva

Está surgiendo este nuevo enfoque y ya existen traba- jos que lo intentan sistematizar y dar un marco trico- histórico. Me gustaría señalar algunos errores o, al menos, peligros de las formalizaciones que se están realizando.

En primer lugar, yo diría que tal orientacn es un inten- to de salir del punto muerto al que una filosofía positivista llevó a la Psicología cognitiva que, como señala Seoane (1982), convirtió al sujeto activo en un sujeto sintáctico y al




conocimiento en información (en sus características más
formales).

En este sentido me parece peligroso plantear que la Psicología Social fue cognitiva desde sus comienzos (For- gas, 1981; 1983; Zajonc, 1980). Peligroso en el sentido de que puede desvirtuar los objetivos y principios de esta nue- va orientación. Puede llegar a restringir las posibilidades que este paso significa tanto en la actitud del científico co- mo en el desarrollo de una psicología del conocimiento. El Procesamiento de Informacn o, mejor dicho, la Psicología Cognitiva entendió el sujeto como «un científico ingenuo» muy lejos de la virtuosidad y sabiduría del «sujeto científi- co» (Nisbett y Ross, 1980; Hamilton, 1976); la Psicología Social Cognitiva puede llegar a formular el conocimiento científico como el resultado de «creencias, actitudes y valo- res» del sujeto científico. Esto es, la ciencia como ideolo- gía, y no por ello, tal conocimiento es incorrecto, sesgado o inaceptable. Simplemente es «una construcción de la reali- dad social». Es decir, el conocimiento científico como una forma, entre otros muchos, de entender y concebir el mun- do. La Psicología Social Cognitiva puede llegar a tener im- plicaciones importantes para una filosoa de la ciencia.

Pero todo ello puede verse trucado si se intenta delimi- tar si éste enfoque es o no nuevo, si se reivindica los orí- genes de algo que, más que un enfoque de una u otra dis- ciplina, es un intento de ruptura con una tradición justifica- cionista y positivista de la ciencia.

En segundo lugar, me parece también peligroso que se intente imitar lo que la Psicoloa Cognitiva hizo en sus inicios; me refiero a la aparicn de los diagramas de flujo. A, algunos investigadores, que ven el nuevo enfoque co- mo una rama de la Psicología Cognitiva, esn formulando los clásicos diagramas de flujo de ésta para aplicarlos a los fenómenos sociales: Carroll y Payne (1976) los formulan para explicar las estrategias, heurísticos y tareas de cono- cimiento implicadas en la decisión judicial de «la libertad condicional» (Garzón, en prensa). Desde la conjunción de




la Psicología Cognitiva y la teoría de la atribución conciben
al juez o tribunal que toma la decisión judicial como proce- sadores activos de información, que dan una explicación de la conducta del sujeto observado, realizan predicciones sobre su comportamiento futuro, utilizando diferentes heu- rísticos, y deciden en funcn de ello conceder o no la liber- tad condicional. Staelin (Carroll y Payne, 1976) desarrolla un modelo formal sobre cómo la gente determina las cau- sas de acontecimientos sociales a través de un modelo de simulación (el BELIEVER).

Forgas (1979; 1981) nos habla de «social episodes» como una representación cognitiva (interna) de «interac- ción social», definidos dentro de un medio subcultural ..., ello no deja de recordarnos el concepto de «script» de Abelson (1975).

Por otro lado, autores como Forgas (1983) y Rodríguez (1983) intentan hacer historia de la Psicología Social Cog- nitiva remontando sus orígenes a autores clásicos como Wundt (1905) o Weber (1947), planteando que el carácter social del conocimiento es un viejo tópico de la Psicología Social. Es evidente que Wundt (1905) en su Psicología de los Pueblos, o Mead (1934) en Mente, Persona y Socie- dad, o Lewin (1951) en Teoría del Campo en la Ciencia Social, señalaban la necesidad de situar el conocimiento en su contexto social, sin embargo no puede decirse que su orientacn tenga mucho que ver con los supuestos teó- ricos de la Psicología Social Cognitiva. Parece suceder algo semejante a lo que sucedió con la revolución cognitiva que, después de su consolidacn y éxito, se comenzó a interpretar como «cognitivo» trabajos que no tenían mucha relación. Un ejemplo de ello son los intentos de etiquetar a Piaget como uno de los pioneros de la orientacn cognitiva o, desde la Psicología clínica, la interpretacn cognitiva de la desensibilización sistemática (Ibáñez, 1982). Ahora, del mismo modo, se nos intenta decir que autores como Hei- der, Lewin o Festinger están en el marco de la Psicología Social Cognitiva. Así, las teorías de la Disonancia Cognitiva




suelen plantearse muchavececom«teoas  cogniti-
vas», lo cual no deja de ser curioso, pues es evidente que los planteamientos de Festinger y, en parte, de Lewin o Heider se sitúan en una Psicología de la motivación; son modelos heomeostáticos en sus explicaciones de la per- cepción y cognición social.

El querer plantear que la Psicoloa Social Cognitiva es algo más que el Procesamiento de Informacn y la Psico- loa Cognitiva (Forgas, 1983), e integrarla dentro del mar- co de la Sociología o la Fenomenología, es distorsionar los objetivos de su desarrollo. De hecho, la distorsión ya se está produciendo; así, Forgas plantea que precisamente el carácter individualista y no social de la metáfora del proce- samiento de Informacn es un aspecto esencial de la Psi- cología Cognitiva que apoya su idea de que el nuevo enfo- que no puede restringirse a la revolución cognitiva. Preci- samente aquella surge como la superación de tales restric- ciones que muy bien señala Forgas. Siguiendo en esta lí- nea, Forgas señala otros dos aspectos del Procesamiento de Información que hacen necesario un marco trico más amplio a esta nueva perspectiva de la psicología social: el no tener en consideracn los factores morales y normati- vos en la «cognición social» por un lado y, por otro, la au- sencia de una perspectiva evolutiva, precisamente dimen- siones que la Psicología Cognitiva intenta incorporar.

Evidentemente que desde diferentes perspectivas en Psicología social se ha planteado el carácter social del co- nocimiento, pero desde luego tienen poco que ver con lo que los investigadores actualmente entienden por el rmi- no de social cognition tema central, como ya dije, en la Psicología Social Cognitiva.

En este sentido, estaa de acuerdo con el punto de vis- ta de Taylor (Carroll y Payne, 1976), quien señala que se están produciendo una serie de flirteos entre la Psicología Cognitiva y la Psicoloa Social, fomentados por ésta últi- ma por el deseo de encontrar una orientacn teórica gene- ral y por el desarrollo de la teoría de la atribución (énfasis




en la percepción de causalidad y las explicaciones del en-
torno que realiza el científico ingenuo el sujeto humano). Fomentados también, desde la primera, al darse cuenta que para romper con el concepto de información de la me- táfora tiene que introducirse en los fenómenos sociales: su mejor laboratorio para estudiar sus hipótesis.

Siguiendo a este autor, aunque el intes en procesos cognitivos no es nuevo en psicología social, si lo es la for- ma de abordarlos tanto teórica como metodológicamente. No obstante, esta nueva orientacn no es compartida por todos los psicólogos sociales y ejemplo de ello son los in- tentos por proporcionar un contexto teórico s amplio que el procesamiento de Información a este nuevo modo de hacer Psicología Social.

A modo de conclusión, brevemente dia que la Psicolo- gía Social Cognitiva surge de la confluencia de urgencias e intereses de dos disciplinas hasta ahora muy desligadas: una, la Psicología Cognitiva, cercana a lo que podíamos llamar «psicología fuerte», es decir, a las ciencias naturales y,  la  otra,  la  Psicología  Social,  cercana  a  las  ciencias humanas y sociales menos rigurosas y s contagiadas (en sentido positivo) de ideología, creencias y concepcio- nes sociopolíticas del mundo.

La Psicología Cognitiva, después de su inicial optimis- mo, entiende que no ha sabido romper con los canones de la filosofía y metodología positivista. Tal compromiso le llevó a entender la información en sus aspectos s forma- les, vaciándola de contenido, y al sujeto como un ser frío, calculador y racional, cuyo único problema son los sesgos que producen los heurísticos que utiliza. La superación de tales ataduras requiere plantear la informacn como lo que es: conocimiento social. Es decir, la construcción social
transmitida culturalmente y por la experiencia personal en la interacción social de la realidad en que el sujeto se mueve.




La Psicología Social Cognitiva, en sus aspectos más
explícitos, aparece como una superacn de las limitacio- nes de la revolución cognitiva: con sus supuesto tricos, sus analogías y áreas específicas y centrales: cognición y categorizacn social. En su aspecto implícito el s inte- resante tiene o puede llegar a tener implicaciones impor- tantes tanto para la Psicología (llegar a ser de verdad una ciencia del conocimiento) como para la filosofía de la cien- cia: puede romper viejas dicotomías, tales como conoci- miento científico vs lego, conocimiento individual vs colecti- vo, laboratorio vs situaciones reales, lo explícito vs lo implí- cito, ciencias «duras» vs «ciencias blandas».

Sin embargo se corren riesgos de poner trampas a este nuevo enfoque en la medida que se distorsionan los oríge- nes de su surgimiento, al situar la Psicología Social Cogni- tiva en contextos históricos que poca relación guardan con la problemática planteada y con sus pretensiones.


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