Orientaciones teóricas en la PSC latinoamericana
El análisis que presentamos a continuación se basa en: 1) los artículos publicados en el número especial de la revista Applied psychology: An International Review (Sánchez y Wiesenfeld, 1991), dedicado a la PSC en América Latina, en el cual participaron colegas de Brasil (Lane y Sawaia), Colombia (Granada), Chile (Krause-Jacob), México (Reid y Aguilar), Puerto Rico (Serrano-García y López Sánchez) y Venezuela (Sánchez, Cronick y Wiesenfeld), 2) los capítulos que aparecerán publicados en el libro Contribuciones latinoamericanas a la psicología social comunitaria (Sánchez y Wiesenfeld, coords. En prensa), en el cual participan colegas de Argentina (Chinkes, Lapalma y Nicemboin), Brasil (Lane y Sawaia), Chile (Asun, Krause, Aceituno, Alfaro y Morales) Colombia (Granada), México (Reid y Aguilar), Puerto Rico (López Sánchez y Serrano-García) y Venezuela (Wiesenfeld y Sánchez), 3) artículos teóricos de Escovar (1977,1989) de Panamá, Lane y Sawaia (1991b), de Brasil, Montero (1980, 1984, 1988, artículo en prensa), de Venezuela, Rivera Medina y Serrano-García (1985), Serrano-García (1990), Serrano-García y López Sánchez (1990) de Puerto Rico.
En primer lugar enumeraremos los conceptos, teorías, paradigmas, así como la metodología y técnicas que aparecen mencionadas en las referencias arriba citadas, las cuales si bien no agotan la literatura sobre el tema en la región ni abarcan todos los países en los cuales hay un desarrollo de la PSC en América Latina, constituyen una muestra importante del quehacer de los profesionales de la disciplina.
Brasil
Los trabajos detectados en este país fueron ampliados con base en dos etapas de su desarrollo: la primera que culmina en 1981 con el Primer Encuentro Regional de Psicología de la Comunidad realizado en Sao Paulo, en el cual se analizaron trabajos realizados durante la década del setenta, y la segunda que recoge trabajos realizados entre 1981 y
1988, los cuales fueron discutidos en el Segundo Encuentro Regional en Belo Horizonte en
1988. Ambos encuentros fueron organizados por la ABRAPSO (Asociación Brasilera de Psicología Social).En el primero se notó la mayor atención en la educación popular, orientada por los principios de. Concientización y problematización de Paulo Freire. Se aspiraba a que a través de estos dos procesos se lograse una organización y movilización de las comunidades en la solución de sus problemas. También encontramos trabajos orientados a la acción clínica con énfasis del psicólogo por considerar que la misma asume una visión
fragmentada del ser humano al abordar de manera independiente los procesos mencionados: educación y aprendizaje, terapia y concientización. Lo común a los tres procesos es la relación grupal, que a juicio de las autoras es la que permite descubrir nuestra individualidad, la realidad y la sociedad. Consideran al ser humano como una totalidad y demandan respuestas acerca de la especificidad psicológica de la práctica comunitaria.
En el segundo encuentro se destacan las técnicas de dinámica de grupos como procedimientos para lograr la organización popular, lo cual ayuda a definir la actuación del psicólogo o psicóloga, orientada a desarrollar grupos concientizados, aptos para el autocontrol de sus condiciones de vida a través de actividades cooperativas y organizadas. Se destaca el concepto de poder y el rescate de la subjetividad para la comprensión de las representaciones del mundo, así como de las emociones y afectos que definen la individualidad.
Desde el punto de vista metodológico emplean la estrategia de la investigación- acción-participativa que según las autoras coincide con los presupuestos ontológicos y epistemológicos de la PSC. No especifican el paradigma al cual corresponden esos presupuestos, pero consideramos que se insertan en las ciencias críticas o teoría crítica para la cual la realidad es ontológicamente ideológica y epistemológicamente subjetiva, mediada por los valores. La actividad está orientada a preparar al grupo como colectivo, a enfrentar la alineación en el trabajo. Destaca también el papel de la emoción como mediador en el proceso de tona de conciencia, y por tanto de la praxis de la PSC. En este sentido un hecho objetivo se transforma en un contenido psíquico que despierta un cúmulo de emociones que se comparten, y al compartirlas se objetiva la subjetividad y se subjetiviza la objetividad.
La IP es empleada de diversas formas que reflejan las modalidades de inserción del profesional. Por una parte la investigación de inserción del profesional. Por otra parte la investigación puede verse como una fuente de información para hacer más eficiente la acción militante, pero sin incorporar la acción a la investigación, la acción indisoluble de la acción, la investigación como estrategia de movilización y organización de la población con fines políticos, la investigación como un momento de reflexión y sistematización de una acción en desarrollo para hacerla más eficiente. La reflexión se emplea para decidir el rumbo de la investigación, para discutir las interpretaciones a la información recogida, para devolver a la comunidad esa información. Las reflexiones se hacen generalmente en pequeños grupos con la ayuda de técnicas grupales como el psicodrama, sociodrama, técnicas de dinámica de grupo.
Las técnicas fundamentales de recolección de información en la IP con cualitativas (historia de vida, diario de campo, entrevista abierta, entrevista de grupo), sin embargo se emplean también la encuesta y el cuestionario para levantar el perfil del grupo e identificar sus problemas.
En síntesis la PSC en Brasil, persigue el carácter liberador de la ciencia y la emancipación del ser humano. Conciencia y actividad se confrontan y superan por la reflexión. Se reivindica la importancia de la emoción la cual es considerada como mediador
de la conciencia y de la práxis. Es este un paradigma que caracteriza a la teoría crítica de corte marxista.
Colombia.
En Colombia, describe Granada (1991) las dificultades a nivel académico de romper con una tradición en cuanto a la formación académica de muchos profesionales conscientes de las limitaciones del paradigma positivista. Sustenta, sin embargo, que la naturaleza y magnitud de los problemas sociales del país, así como la cantidad y características de la población impactada por los mismos, ha demandado la búsqueda de respuestas alternativas y propias. Esto de hace preferentemente desde las universidades.
Entre los problemas que se han abordado se mencionan: a) la rehabilitación de farmacodependientes con antecedentes delictivos a través de estrategias no tradicionales fundamentadas en la capacitación y trabajo autogestionario, rechazo a la institucionalización, b) la prevención de la accidentalidad vial a través de la investigación sobre la percepción y valorización del riesgo de accidentalidad por parte de conductores y usuarios de vehículos a fin de utilizar la información recogida para el diseño de campañas preventivas y educativas (no se mencionan los enfoques teóricos empleados, solo se alude a la psicología ambiental como la perspectiva disciplinaria desde la que se aborda el problema), c) la investigación del comportamiento participativo de una comunidad, partiendo de la reconstrucción crítica de su historia de participación, d) la aplicación de técnicas de intervención basadas en el principio de mercadeo social para la participación comunitaria, e) estudio sobre la relación personalidad y cultura a través de la significación del curanderismo basado en hierbas medicinales y empleando el método etnográfico y estudio de caso, f) programa de atención integral a la salud del escolar a través del diagnóstico de necesidades y la reflexión y sensibilización hacia los problemas, lo cual favoreció cambios de actitudes de padres y escolares hacia su realidad y les permitió desarrollar procesos organizativos para el cambio de políticas institucionales, orientar el diseño de un programa de atención materno-infantil basado en la autogestión grupal para la investigación y el análisis y solución de problemas relacionados con la gestación y parto, g) promover el desarrollo de la conciencia crítica en una comunidad marginal a través del problema de la basura y promover la solución autogestionaria de dicho problema, basada en la investigación-acción-participativa, familiarización con la comunidad, detección y reflexión en torno a las necesidades, movimiento o práxis hacia la solución del problema elegido, evaluación general de la experiencia.
Los problemas abordados son de distinta naturaleza, la participación es un principio común a todos, el contexto socioeconómico, político y cultural se propone como elemento necesario para la comprensión de los problemas. Aunque en la formulación inicial de los mismos participan los psicólogos, a lo largo del proceso se incorporan otros profesionales y se reivindica en todos la importancia del saber popular.
A partir de la enumeración de estos problemas, Granada concluye que los mismos se abordan de una manera empírica antes que teórica, es decir cuando hay una demanda externa y apremiante que requiere de un ritmo distinto al del científico y donde se busca el efecto social antes que la generación de conocimientos, la puerta en marcha de tecnología
inmediata de solución antes que estrategias a largo plazo. Los estudios e intervenciones descritos se han efectuado con métodos y diseños convencionales: modalidades casi experimentales y estudios de campo, diseños aleatorios o autoseleccionados, técnicas como la entrevista, la encuesta, registros observacionales, diferencial semántico, escalas, cuestionarios, y se recurre a técnicas de análisis tanto cualitativas como cuantitativas. La investigación acción es, según Granada, un ideal más que un logro, ya que los intentos de promover la participación de la comunidad no suelen pasar de la etapa de diagnóstico y planeación de la acción. En consecuencia las fases de diseño, ejecución y evaluación no son tan participativas, y representan un reto que deben enfrentar los investigadores e investigadoras.
La variedad de casos descritos revela una etapa de evolución de la disciplina que aún permanece apegada al paradigma positivista, en el que una realidad externa, percibida como problemática, demanda atención. Esa realidad es explorada a través de diversas técnicas, y la información recogida se intenta poner, además de a disposición del agente que la requirió que no necesariamente es la comunidad, al servicio de la comunidad. También la comunidad puede participar en la identificación y reflexión de sus problemas. Es esta una combinación de una orientación ontológica y epistemológica positivista con una metodología tanto positivista como crítica basada en los principios de la investigación- acción-participativa (IAP) de Fals Borda y de la problematización y concientización de Freire.
La falta de información específica en relación con los fundamentos teóricos en los casos descritos, dificultan un análisis más profundo de los mismos, sin embargo consideramos que existe una contradicción entre los objetivos que orientan las investigaciones e intervenciones y el modo de abordarlas, estando los primeros motivados por una aproximación que no sólo desde la perspectiva metodológica reivindique el papel protagónico de la comunidad, sino también considere la construcción que ella hace de su propia realidad y donde la práxis no se conciba como un proceso independiente de dicha construcción. ¿Es esto pluralismo paradigmático? Pensamos que no, en la medida en que los procesos se consideran de manera fragmentada y donde no hay intentos de integración de objeto y objetivo, así como tampoco de teoría, práxis y metodología.
Chile.
El caso de Chile reviste un interés particular dado que ese país estuvo sujeto a un régimen dictatorial durante una etapa importante del desarrollo de la PSC en América Latina, de allí que la misma tuvo una evolución diferente a la del resto de los países analizados en este trabajo.
Así como en otros países de la región la universidad ha jugado un papel fundamental en la investigación e intervención de comunidades, en Chile, este proceso (el cual tiene sus antecedentes en 1969 con el modelo asistencial para las comunidades propuesto por el psiquiatra Juan Marconi) se vio truncado, y la única manera de aproximarse a las comunidades era con fines asistenciales y con el apoyo de la iglesia.
El desarrollo comunitario persigue como objetivo el desarrollo de los recursos y potencialidades de las comunidades para la solución de sus problemas. Se requiere, en consecuencia, identificar junto con la comunidad ambos aspectos: recursos y problemas, y a partir de la reflexión de los mismos, promover la participación comunitaria en su solución. En este enfoque hay una clara orientación hacia la intervención o praxis, sin embargo la dimensión teórica, crítica, investigativa, parece relegada. Como referencias conceptuales Krause Jacob cita a Alinski (1971) y Rothman (1974), los cuales proponen guías o modelos para la acción. La descripción de esta orientación está basada en el relato de una experiencia de una villa seriamente dañada desde el punto de vista físico por el régimen militar. En dicha villa se logró organizar a la comunidad y motivarla hacia la promoción de la salud a través del desarrollo de redes sociales.
La educación popular basada en los principios de Paulo Freire es otra orientación detectada en la PSC en Chile. En ella se desarrolla la conciencia social a través del desarrollo cognitivo mediante el diálogo, y el profesional acompaña a la comunidad en este proceso con una actitud comprometida.
El caso que ilustra el proyecto de salud mental comunitaria y rehabilitación social, no es precisamente típico de la PSC. Más bien es un ejemplo de lo que no se debe hacer, ya que el mismo tuvo como propósito proveer asistencia a jóvenes drogadictos. Es decir, el carácter curativo en contraposición al preventivo prevalecía y en el mismo imperaba el modelo médico de atención al paciente y no uno ecológico.
En los dos primeros casos se nota un compromiso político del profesional con las comunidades pobres y una orientación hacia el desarrollo y participación de diferentes vías. Nos encontramos ante el caso en el que no está explicitado el modelo teórico, más aún, no hay una relación entre el práxis y la generación del conocimiento popular, el mismo no se incorpora a la reflexión teórica del profesional. La actividad práctica tampoco está claramente orientada por la metodología de la investigación-acción-participativa, y los principios de Freire son utilizados como herramientas para la acción. Podemos concluir que la PSC en Chile requiere de la consideración de esta limitación a fin de promover su desarrollo para enfrentar los apremiantes problemas de esa realidad, factibles de abordar en virtud del cambio reciente de régimen político.
México.
La información relativa al caso de México proviene de dos fuentes: los artículos sobre la PSC en ese país escritos por A. Reid y M. Aguilar, y la aportada por J. Gómez del Campo y descrita en un artículo realizado por S. Wingenfeld y R. Newbrough sobre la psicología comunitaria desde una perspectiva internacional (en prensa).
En México no hay una influencia teórica dominante en la PSC, existe más bien un análisis crítico de teorías tradicionales del desarrollo y un intento de vincular la práxis comunitaria con los temas de preocupación de la psicología social.
Se han identificado los siguientes enfoques teóricos (a los cuales se adscriben respectivamente grupos de profesionales pertenecientes a diferentes universidades): el
enfoque humanista de C. Rogers que promueve el desarrollo humano por medio de la participación y actualización, se trabaja también la pasividad y la falta de poder (Universidad Iberoamericana), el modelo ecológico transaccional propuesto por Newbrough (1973, citado por Reid y Aguilar, 1991) (ITESO), el enfoque de las representaciones sociales de S. Moscovici, destacando el papel de las minorías activas y su participación activa para la solución de sus problemas (COAHUILA), el análisis conductual aplicado (Universidad Nacional autónoma, ENEP Iztacala), el análisis crítico basado en la teoría marxista, psicoanálisis y el concepto de conciencia, que intenta clarificar los procesos grupales a través de la autorreflexión, inspirado en el enfoque de los grupos operativos de Pichon Riviere (1977, citado por Reid y Aguilar, 1991), el cual parte del principio de que para cambiar las condiciones de vida de un grupo es necesario comenzar analizando dicho grupo. También se han estudiado los temas de la marginalidad, vida cotidiana, cultura popular, movimientos sociales, atribución, identidad social, y se ha analizado su aplicación en los procesos de intervención comunitaria, se han empleado conceptos de la psicología ambiental para analizar problemas ambientales de la comunidad: espacio personal, privacidad, percepción, representación y apropiación del espacio.
Los fundamentos teóricos enumerados se aplicaron, entre otros, al estudio e intervención de los siguientes problemas, a) organización y fortalecimiento de comunidades populares a fin de promover la autoconfianza y su eco y etnodesarrollo mediante la combinación del conocimiento popular y científico, análisis individual y colectivo de la experiencia incluyendo algunos endógenos y exógenos, reportes y evaluaciones periódicas del proceso de la experiencia, la recuperación de la historia de la comunidad, b) promoción de paraprofesionales en servicios comunitarios, para lo cual se partió del análisis de conflictos urbanos a través de la estrategia de la investigación-acción-participativa, ka psicología de las minorías activas y los procesos de influencia, resistencia y cambio social, la perspectiva humanista de C. Rogers, particularmente las nociones de crecimiento, poder personal y autoestima. Estos fundamentos teóricos orientaron el desarrollo de centros comunales que prestan servicios de distinto tipo (salud, educación, etc.), u en el cual participan activamente miembros de la comunidad empleando destrezas previas o aprendidas en el proceso, c) impacto social de la construcción de una central de abasto, lo cual ameritaba la reubicación de los residentes de la zona; para su abordaje se realizó un análisis crítico de las teorías de desarrollo, marginalidad, cultura de la pobreza, se recogió información de distintas fuentes y a través de diferentes procedimientos tanto cualitativos como cuantitativos. La intervención consistió en campañas informativas a las comunidades acerca del impacto de la construcción planificada, volantes informativos, presentación de audio-visuales, y en información basada en la aportada por los mismos residentes. La información recibida propiciaba la reflexión y la movilización par la solución de los problemas identificados. Las discusiones proveyeron información, cuya interpretación se realizó conjuntamente con la comunidad y permitió una recuperación de su historia e identidad cultural, fortaleció sus vínculos con las comunidades en cuestión y su arraigo con el lugar, d) impacto de desastres naturales (terremotos), el propósito de este trabajo fue el de contribuir por una parte a aliviar el estrés generado por las condiciones de vida impuestas por el terremoto a las personas que se quedaron sin hogar, y por la otra, a ofrecer espacios alternativos físicos y psicosociales para la vida comunitaria. Se realizaron varios proyectos de investigación simultáneos, con diferentes grupos y propósitos, cada uno de los cuales derivó en sus respectivas intervenciones (trabajo con niños para la construcción de
áreas de juego, trabajo con mujeres para su alfabetización, adquisición de destrezas artesanales, talleres de educación popular, usos del espacio urbano, satisfacción con el proyecto de vivienda ofrecido, etc.).
Es interesante notar que la variedad de enfoques empleados representan paradigmas diferentes que aunque se presentan en la mayoría de los problemas enumerados como independientes, hay experiencias como la de la promoción de paraprofesionales, liberizada por L. Quintanilla (Quintanilla et. Al 1980, citada por Reid y Aguilar, 1991) en la que éstos se integran. El empleo de la teoría de las representaciones sociales que podríamos ubicar en el paradigma constructivista o en los términos de Munné (1989) en el interaccionismo, unido al enfoque humanista correspondiente al personalismo, es ejemplo de ello. De muestra que la práxis demanda conocimientos, que una vez identificados, se utilizan sin consideraciones a las violaciones epistemológicas, probablemente debido a las demandas reales del proyecto y a la inexistencia de otros conocimientos afines al paradigma en cuestión. Esta modalidad confirma lo expuesto en la primera parte de este trabajo por Firestone (1990), en el sentido de que el profesional orientado a la práctica enfrenta demandas diferentes al teórico, y que el empleo combinado de paradigmas, en la realidad demuestra que es algo que se puede hacer y además hace falta.
Excluyendo el caso de Quintanilla, la tendencia es más bien a una diferenciación de los grupos que trabajan en el área con base en las orientaciones empleadas. La variedad conceptual también se ha expresado en la multiplicidad de métodos empleados, estudio de casos, historia oral, entrevistas en profundidad, recuperación de la memoria colectiva, observación participante, entre otros, los cuales más que a inquietudes teóricas responden a las necesidades prácticas que el proyecto demanda.
Puerto Rico.
Al contrario de México, la experiencia de Puerto Rico refleja una homogeneidad conceptual y metodológica, derivada no sólo del nivel de desarrollo de la disciplina dentro del contexto académico de una universidad, sino de los desarrollos conceptuales propios en dicho contexto. La teoría de la construcción social de la realidad de Berger y Luckman provee las bases conceptuales de la disciplina, teoría ésta que pertenece al paradigma constructivista. Es interesante el empleo de la teoría en el contexto que estamos describiendo, ya que las construcciones de las personas, unidas a la información proveniente de diversas fuentes, aportan los conceptos que definen las situaciones problemáticas y orientan la intervención.
El desarrollo metodológico propuesto es coherente con el conceptual, en el sentido que debe facilitar la libre expresión de la construcción de las personas participantes. La información obtenida debe provenir de diversas fuentes además de la psicológica (otras disciplinas, del conocimiento popular, y debe contar con un análisis histórico). Este modelo metodológico es el de la “intervención en la investigación” propuesto por Irizarry y Serrano-García (1979), en el que ambos procesos son inseparables y simultáneos. Otras premisas de este modelo son la explicitación de los valores del profesional, el desarrollo de relaciones horizontales entre los participantes, el reconocimiento de las potencialidades de las comunidades para resolver sus problemas y el desarrollo de un compromiso del
investigador con los sectores oprimidos de la sociedad. Dichas premisas están basadas en el constructivismo social y en la necesidad de cambio social, regido éste por las nociones de empowerment (fortalecimiento o potenciación) que implica un aumento progresivo del poder y control de las personas sobre su ambiente para reducir la opresión y mejorar su calidad de vida. Adicionalmente emplean los conceptos de desarrollo de la comunidad y problematización. El primero requiere la participación activa de la comunidad y un incremento en la confianza en sí mismos (Ander Egg, 1980, citado por Serrano-García y López Sánchez, 1991b). La problematización consiste en el cuestionamiento de situaciones consideradas naturales y su análisis crítico a nivel colectivo, con el fin de considerarlas como producto de la realidad social e históricamente construidas (Freire, 1974). Este marco conceptual orienta las intervenciones de la comunidad hacia la concientización de sus miembros sobre los problemas sociales.
La intervención en la investigación requiere de la realización de las siguientes fases: familiarización con la comunidad, identificación de necesidades y recursos, reuniones con residentes y/o sectores de la comunidad, trabajo colectivo y establecimiento de metas a corto y largo plazo.
Algunos ejemplos de “intervención en la investigación” abordados por esta perspectiva los constituyen: a) la construcción de un puente que facilite el acceso de los residentes a su comunidad y el desarrollo en dicha comunidad de actividades orientadas a combatir la delincuencia juvenil y la criminalidad, b) la identificación de necesidades, recursos y la aclaración de factores que facilitasen el trabajo conjunto entre homosexuales y heterosexuales, c), el desarrollo de actividades dirigidas a los jóvenes, preparación de un periódico comunitario y negociación con agencias gubernamentales para mejorar los servicios que recibía la comunidad, d) brindar sostén a las iniciativas locales para desarrollar redes de apoyo comunitario para personas con alteraciones emocionales, e) la incorporación de nuevos miembros a la asamblea de jóvenes de una iglesia protestante, f) la creación de un comité de rescate para la salud de un grupo de mujeres afectadas por escapes de gas provenientes de un complejo industrial, para lograr que el gobierno reconociera que la condición de salud de dichas mujeres trabajadoras era producto de esos escapes, les ofreciera servicios gubernamentales y las compensara económicamente, g) incrementar la participación de la comunidad en el mejoramiento de los servicios de salud de dicha comunidad.
En todos estos problemas se identifica algo común: el énfasis en actividades y de planificación, en el que el aumento del nivel de conciencia es un elemento central.
Visto desde el problema de la posibilidad de integración entre paradigmas, nos encontramos con una situación en la que existe una coherencia conceptual dada por la teoría que orienta desde el punto de vista conceptual las intervenciones. ¿Qué sucede sin embargo con lo metodológico?, el modelo de la intervención en la investigación, unido al empleo de técnicas para promover la investigación participativa, tiene el objetivo fundamental de aumentar el nivel de conciencia para promover el cambio social, objetivos estos que encontramos dentro de la teoría crítica. Se integran de este modo las orientaciones ontológicas y epistemológicas del paradigma constructivista con las metodológicas de la teoría crítica. Nuevamente nos preguntamos ¿estarán los autores cometiendo un error, o el
éxito de las experiencias por ellos descritas revela que los paradigmas no son incompatibles sino combinables, al menos entre las dimensiones ontológica y epistemológica de uno respecto a la metodología del otro?.
Venezuela.
El caso de Venezuela es similar al de México en lo que a variedad teórica se refiere. En las experiencias detectadas en ese país los elementos teóricos han abarcado principios de desarrollo organizacional, una adaptación del enfoque de la tecnología social en la que son los miembros de la comunidad -y no la tecnología social- quienes definen los problemas y participan activamente junto al profesional en su solución, el modelo psicoecológico, inspirado en el enfoque ecológico, en el cual se sustituye el concepto de control sobre el ambiente por el de reciprocidad, indicando con esto la necesidad de intercambio constante entre los componentes del sistema e incluyendo dentro del mismo al elemento tecnológico por su influencia en la organización social. En este modelo se proponen tres tipos de cambios: personal, socio-cívico y tecnológico (Cronick, 1989), además principios del análisis conductual aplicado, tales como la distribución selectiva de la recompensa.
Desde el punto de vista metodológico adopta la estrategia de la investigación- acción, participativa en la que el investigador o investigadora se involucra desde el inicio del proyecto con la comunidad y conjuntamente participan en la obtención de información necesaria para llevar a cabo los objetivos.
Las técnicas para la recolección de información e intervención han incluido tanto los procedimientos tradicionales como las entrevistas individuales o grupales, cuestionarios, reflexión grupal sobre materiales impresos, la observación, hasta los registros fotográficos, registros anecdóticos, técnicas de dinámica de grupos, dibujos colectivos, debates, periódico hablado, entre otros.
Los problemas abordados han sido de diversa naturaleza: a) mejorar los servicios de salud en la incorporación de sus miembros a dichos servicios. Como una derivación de la reflexión-acción, se trabajó el desarrollo lingüístico, debido a que los miembros de la comunidad coincidieron en que la pobreza del lenguaje interfería en la construcción y análisis crítico de su realidad, b) pavimentación de las rutas principales de acceso a la comunidad, construcción y equipamiento de cuatro escuelas rurales, electrificación de área circundantes, equipamiento de una clínica dental, organización de una biblioteca pública, construcción de un parque, creación de una tienda de consumo popular, y un mercado campesino, reparación del sistema de drenaje y del acueducto del pueblo, c) la autogestión de una comunidad en el diseño y construcción de sus viviendas, al cual se añadieron posteriormente la construcción de un preescolar, de un parque infantil, la alfabetización de la comunidad, d) mejoramiento de las condiciones ambientales de una comunidad a través de la creación de tecnologías alternativas no contaminantes destinadas al reciclaje de residuos sólidos, el uso de métodos orgánicos en la agricultura, la creación de un programa de clasificación y recolección de basura y la implantación de un programa de purificación de aguas de uso doméstico, y e) el control de la enfermedad del mas de Chagas a través del mejoramiento de viviendas de bahareque en una comunidad rural.
El análisis de los problemas revela la importancia de la naturaleza de la ideología,
de la conciencia y de las necesidades para la movilización comunitaria, el papel de la tecnología en el cambio social, la importancia del lenguaje para la comprensión, análisis e interpretación de los problemas y las necesidades, la redistribución equitativa de los recursos materiales y psicológicos para el logro de la reciprocidad entre los elementos de un sistema.
La revisión realizada en el caso de Venezuela revela un desarrollo teórico, metodológico y aplicado heterogéneo. Por una parte hay interés por el desarrollo teórico de la disciplina, reflejado en los trabajos de naturaleza teórica de autoras como Montero, quien ha aportado una definición de la disciplina, y recientemente ha incluido el papel de las necesidades en la concientización, conversión y desideologización en el trabajo comunitario (en prensa), Cronick quien ha propuesto un modelo teórico que denomina psico-ecológico al cual ya hicimos referencia. Estos desarrollos son producto de la estrategia metodológica de la investigación-acción-participativa, en el sentido que surgen a partir de la práxis y no como un desarrollo independiente de la misma.
Por otra parte, la variedad teórica presente en los trabajos en comunidades, revela la ausencia de un paradigma único, si bien los autores se limitan al empleo de una o más teorías pertenecientes a un mismo paradigma. Los paradigmas empleados se ubican en la corriente positivista (análisis conductual aplicado, tecnología social) y constructivista. Desde la perspectiva metodológica, algunos métodos y técnicas empleados son coherentes con los enfoques teóricos, como es el caso de la distribución selectiva de las recompensas en el análisis conductual aplicado, en otro sin embargo no hay tal coherencia.
La problematización y concientización están presentes en todos los trabajos, sin embargo, esta perspectiva crítica no es compatible con las teorías cognitivas que en algunos casos han orientado las intervenciones. Nuevamente nos encontramos ante la adopción de estrategias metodológicas de un programa, aparte del que apoya la fundamentación teórica del proyecto.
A modo de síntesis.
A lo largo de la última parte de este trabajo hemos intentado identificar enfoques teóricos y metodológicos que en algunos países y experiencias han orientado los trabajos comunitarios.
Esta revisión nos ha revelado que las intervenciones en comunidades, desde la perspectiva de la PSC, están orientadas por las nociones de cambio social a través de la concientización y subsecuente participación de las comunidades en la solución de sus problemas. Este proceso requiere que la comunidad acceda a recursos materiales y psicológicos, y adquiera a través de ellos un mayor control sobre su ambiente. Esta perspectiva ecológica supone que la concientización y la acción son inseparables y simultáneas, lo cual implica que la “toma de conciencia” no es una deconstrucción que la persona hace de su realidad, al margen de su participación en la misma, ni que la actividad de la persona ocurre al margen de su reflexión en torno a la misma. Este punto fue
mencionado al analizar los paradigmas de las ciencias críticas y el constructivismo. Al darle contenido a nuestro planteamiento de integración entre estos dos paradigmas a través de la evidencia de la adopción de esta estrategia y de su conveniencia, podemos concluir que los paradigmas pueden combinarse, cuando la práxis y la reflexión en torno a ella demandan la incorporación de los mismos, es decir, las integraciones no se establecen a priori, sino que emergen en la medida que la realidad las requiera.
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