¿Qué es la Psicología Social Cognitiva?
A pesar de los intentos de algunos autores por encon- trar los orígenes de la Psicología Social Cognitiva más en la línea de Psicología Social y en sus trabajos más clásicos que en el Procesamiento de Información (Zajonc, 1980; Forgas, 1983, Rodríguez, 1983), quisiera desarrollar dos cuestiones que ─a mi modo de ver─ son centrales para entender qué es y porqué surge la Psicología Social Cogni- tiva. La primera es que la propia revolución cognitiva y su posterior desarrollo ha llevado a los investigadores ─ya veremos cómo─ al campo de la Psicología Social. La se- gunda hace referencia al hecho de que aunque la Psicolo- gía Social haya tratado clásicamente aspectos «internos y no observables» del comportamiento social (Zajonc, 1980) y que sea una de las disciplinas de la Psicología donde el Conductismo tuvo menos incidencia, ello no significa que la Psicología Social haya sido «cognitiva» en el sentido que, desde el Procesamiento de Información y, más en concre- to, desde la Psicología Cognitiva, se le ha dado a dicho término. En consecuencia, mucho menos sirve de apoyo para plantear los orígenes de esta nueva orientación en autores clásicos como Mead, Lewin, Asch y otros; otra co- sa muy distinta es que estos autores estén en consonancia e incluso puedan ser releídos desde los nuevos presupues- tos de la Psicología Cognitiva.
En este sentido, quisiera defender la idea de que la Psi- cología Social Cognitiva es un producto, un resultado de la revolución del Procesamiento de Información, que supone un nuevo enfoque de los fenómenos sociales. En definitiva, una nueva orientación en Psicología Social que empieza a perfilarse y a establecer campos o áreas más específicos de estudio (Lachman, 1979; Berkowitz, 1980). Una aproxi- mación que surge por otro lado y, como ya señalé antes, de la confluencia de intereses de investigadores de distin- tos campos.
Desde que Miller en 1956 publicará su The magical
number seven, plus or minus two: some limits on our capa- city for processing information, hasta ahora, nos hemos visto inundados por publicaciones que de una u otra forma parten de la llamada Psicología del Procesamiento de In- formación (Garzón et al. 1981), de tal forma que podríamos decir que se ha consolidado como paradigma dentro de la Psicología. En 1967 aparecía uno de los primeros manua- les de esta nueva orientación (Neisser, 1967); 20 años después parece que ha entrado en un callejón sin salida, está en punto muerto (Seoane, 1982). El optimismo inicial que las ideas renovadoras recogidas de la lingüística chomskiana, de la teoría de la Información, Aprendizaje Verbal, etc., se han quedado sin perspectiva de ser la revo- lución que prometían (Pinillos, 1981; 1983). La Psicología Cognitiva no parece haber roto con las restricciones de una filosofía positivista del Conocimiento, con una metodología que, al igual que sucedió en la psicología conductista, le ha impuesto limitaciones graves en el modo de entender los fenómenos de estudio. Tales restricciones se han visto muy claramente en las investigaciones sobre memoria, proceso psicológico central en la Psicología Cognitiva, pero que se vio atrapado en una metodología experimental sub- yacente a la idea del científico de tener que justificar su conocimiento: la memoria quedó limitada a las listas de palabras a recordar, ahora con indicios, con organización subjetiva, etc. (Garzón y otros, 1982). En definitiva, es así como el conocimiento se restringió a ser «información neu- tra, objetiva»: el conocimiento en sus aspectos más forma- les, estructurales, vacío de contenido... muy lejos de la in- formación real que el sujeto organiza, elabora y utiliza en su interacción social. Es decir, la Psicología Cognitiva no rompió con el estilo de trabajo, la actitud científica, la meto- dología justificacionista implícita en las formulaciones teóri- cas a las que criticó y pretendía superar (Seoane, 1982).
Por otro lado, otras críticas, en consonancia con lo ante-
rior, hacían referencia a la falta de validez ecológica de las investigaciones de los psicólogos cognitivos, quitándole peso a sus teorizaciones.
Después de 20 años cabe señalar dos errores, mejor dicho, sesgos de este nuevo enfoque. Por un lado, el con- vertir la metáfora del computador en algo real (De Vega,
1983). Dicha metáfora en vez de ser un instrumento de trabajo se ha convertido en explicación de las representa- ciones y operaciones mentales del procesamiento humano. Se ha olvidado que la información que el sujeto humano utiliza es, desde luego, una información originada y mante- nida socialmente. Es más, cuando el sujeto reelabora, or- ganiza e interpreta tal información, lo hace a partir de refe- rentes sociales: el sujeto utiliza categorías sociales en la elaboración de su conocimiento (Tajfel y Forgas, 1981). La metáfora llevó a concebir el sujeto como un procesador activo de información, pero un procesador «racional, objeti- vo, aséptico» y la información se tomó en sus aspectos más formales: información sin contenido. En términos de Chomsky, se analizó en su estructura superficial, y debido a esta forma de entender y utilizar la metáfora, los psicólo- gos cognitivos se olvidaron que «el conocimiento» debe buscarse en la «estructura profunda». Si la Psicología Conductista hizo una física de la conducta con su esquema S-R, desde luego la Psicología Cognitiva ha realizado una física de la información al aplicar a ésta conceptos como
«bits, chunks, nódulos de los sistemas reticulares en los modelos de memoria semántica» (Belloch, 1982). Y tal como señala De Vega (1983) estamos muy lejos de llegar a una teoría general de la mente humana.
El segundo sesgo que señalaba puede parecer, en principio, metodológico, sin embargo ha planteado grandes restricciones teóricas a los psicólogos cognitivo. Algunos lo han señalado como ausencia de validez ecológica, yo lo caracterizaría como la persistencia de una actitud rígida y obsesiva en la utilización del laboratorio, en el control de
todo aquello que «no queremos que se manifieste» para
poder estudiar «objetivamente» los fenómenos que se quieren explicar.
Estos dos sesgos de la Psicología Cognitiva han llevado a que muchos investigadores se acercaran a un nuevo campo con la esperanza de que éste sirviera para traspa- sar el callejón sin salida de esta nueva perspectiva de la Psicología; me refiero a la Psicología Social.
La Psicología Social Cognitiva que empieza a desarro- llarse (Wyer, 1974; Carroll y Payne, 1976; Eiser, 1980, en- tre otros) es una perspectiva teórica que surge de la con- fluencia del campo de la Psicología Cognitiva y de la Psico- logía Social, tal como señalan Carroll y Payne (1976) y Si- mon (1976).
Los psicólogos cognitivos después de 20 años se han dado cuenta de que no han roto con el canon naturalista y sus intentos de estudiar las representaciones y procesos mentales, en definitiva el conocimiento, pasan por entender la información como «información con contenido» y éste desde luego es social. Así, los estudios sobre «social cog- nition» empiezan a aumentar en los últimos años en la lite- ratura (Carroll y Payne, 1976; Zajonc, 1980; Harvey, 1981; Higgings y otros, 1981; Forgas, 1981, 1983; Seoane,
1982). Entendiendo la información como conocimiento, éste no puede estudiarse a partir de listas de palabras, or- ganización subjetiva o verificación de sentencias; tiene que abordarse en su característica más central ─su carácter social. El conocimiento humano se desarrolla, organiza y cambia en los procesos de interacción social; a partir de experiencias personales directas y resultado también del consenso con las actitudes, creencias y valores colectivos (Tajfel y Forgas, 1981). En definitiva, la Psicología cogniti- va tiene que romper con la metodología naturalista y pasar de las situaciones de laboratorio (lo que no significa su abandono) a las situaciones sociales. Así, curiosamente, una de las áreas que empieza a convertirse para este nue- vo enfoque en algo parecido a lo que el aprendizaje fue
para la psicología conductista, o la memoria para la Psico-
logía Cognitiva, es la categorización y cognición social; área en la que se incluyen procesos tan diversos como los de juicio social, memoria de personas, representación so- cial, inferencia social y sesgos, formación de impresiones, etc. La Cognición Social se puede definir desde esta Psico- logía Social Cognitiva como «el proceso de construcción de la realidad social que elabora el sujeto en su interpretación del medio ambiente».
A la Psicología Cognitiva se le ha criticado la escasa importancia que le ha dado a las diferencias individuales, a los factores emocionales y a las dimensiones sociales. Desde la nueva perspectiva se intenta subsanar tales omi- siones. Así, Higgins (1981) plantea el estudio de la inciden- cia de la experiencia personal y del afecto en la «cognición social»; Forgas (1981) recopila trabajos realizados sobre el desarrollo psicológico y «cognición social» (Bruner), así como la influencia de los aspectos afectivos y emocionales y el papel que la autopercepción y autoevaluación tienen en la percepción y conducta social. Además, «percepción y categorización social» es el área de investigación de la Psicología Cognitiva donde el estudio de los esquemas de conocimiento son tema obligado: los «scripts» de Abelson, los «social episodes» de Forgas. Es decir, la caricatura de las categorías mentales que utiliza el sujeto para interpretar y dar significado a los fenómenos de interacción.
En definitiva, la Psicología Social Cognitiva es uno de los caminos por los que la Psicología puede llegar a con- vertirse en el estudio del conocimiento; aparece así como un paso más de los investigadores en el reto que tienen con los «canones naturalistas», con la actitud justificacio- nista y con la formulación de la «verdad absoluta». En este sentido, existe cierta relación entre la crisis de las ciencias naturales y la unidad de las ciencias en el método positivo y el planteamiento de la actividad científica como «fenóme- no social» ─explicable pero no justificable. La Psicología Social aparece como una disciplina central para reinterpre-
tar el desarrollo de la ciencia y las teorías de sus científi-
cos.
En la medida que la Revolución Cognitiva rompa con la idea obsesiva de controlar, verificar y justificar sus hipótesis de trabajo y con la dicotomía entre conocimiento científico y lego, se introducirá en un campo de investigación más adecuado para un estudio del conocimiento humano: la Psicología Social. Una psicología del conocimiento tiene que ser una psicología del conocimiento social. En este sentido y siguiendo a Zajonc (1980) y Seoane (1982), la Psicología cognitiva es Psicología social; el estudio del co- nocimiento humano pasa por el estudio de los factores y dimensiones básicas del mismo, es decir, su naturaleza social. Me atrevería a apuntar que la Psicología Social Cognitiva va más allá de tener sus orígenes en una u otra disciplina; es el resultado y reflejo de cómo los investigado- res van acercándose a una psicología del conocimiento, en la que las dicotomías conocimiento individual vs colectivo, científico vs lego, no tienen sentido. La Psicología social cognitiva puede convertirse en una filosofía del conoci- miento, en un modo de entender y concebir la realidad más que en un simple área de investigación o paradigma de la Psicología.
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