LA HISTORICIDAD DE LA CIENCIA


El objetivo es poner de manifiesto la “historicidad constitutiva” de la experiencia humana y de todos sus productos, entre ellos la ciencia. La tesis moderna afirma que no hay una esencia prima del ser humano. Lo que somos es el resultado de la historia, no existe una esencia previa. Para poner de manifiesto la historicidad constitutiva de la ciencia haremos dos cosas:
1º Criticar el “concepto clásico de verdad” como algo absoluto, inmutable e intemporal (este concepto da seguridad, pero no es real). Toda verdad “es relativa” e histórica.
2º Criticar el concepto positivista de saber, muy extendido en los medios científicos y que sacraliza el modelo de saber naturalista, considerándolo la meta única y definitiva de la historia del pensamiento. Esa concepción aparece en la “Ley de los tres estadios” de A. Compte (siglo XIX, curso de Filosofía Positiva) donde se dice que el pensamiento humano en su desarrollo pasa necesariamente por tres estadios:
1.- Estadio Teológico o Mítico: Estadio inicial o infantil donde se da la explicación de fenómenos naturales y sociales en términos de entidades personales a través de Dioses (fenómenos naturales) y héroes (fenómenos sociales). Ésta es una explicación externa. Es el resultado de un proceso de “antropomorfización” de la naturaleza y de los fenómenos sociales. Aplicado a la psicología sería la Psicología del Alma.
2.- Estadio Filosófico o Metafísico: Estadio juvenil que explica los fenómenos naturales y sociales en términos de entidades abstractas, “esencias”, propiedades misteriosas de las cosas. También es un tipo de explicación externa. Aplicado a la psicología sería la Psicología de la Mente.
3.- Estadio Técnico-Científico: Estadio “maduro” que culmina y cierra (!!!) la evolución del pensamiento, es el estadio definitivo, es un aumento cuantitativo de conocimiento, no hay más cambio cualitativo. Da una explicación científica en función del método experimental (hechos) y culmina con la formulación de leyes. Hace posible el control científico de lo conocido. Aplicado a la psicología sería la Psicología de las Conductas como relaciones funcionales ente estímulo y respuesta.
Cuando hablamos de la historicidad de la ciencia no nos referimos a las ciencias formales, ni a la peripecia histórica subjetiva de creación y descubrimientos. Esta es claramente histórica (un sujeto, en un tiempo y en unas circunstancias...). Sino que nos referimos a las ciencias reales, y a la ciencia como contenido, como conjunto de enunciados en torno a un campo fenoménico. La ciencia en este sentido (como contenido) ¿es una construcción histórica o trasciende en el tiempo? Para esta pregunta tenemos tres respuestas:
Primera: La Clásica o Premoderna (Antihistoricista): La cultura antigua y medieval carecen de “conciencia histórica”, elemento fundamental de la cultura moderna y contemporánea. La historia no es más que “la memoria del pasado” que por los caracteres de ciertos eventos y personajes se convierte en modelo y paradigma de acción y de sentido para el futuro. La matriz de la legitimidad está en el pasado fundacional y constitutivo. Entonces la historia, como cambio y libertad no es una dimensión básica del ser humano, es un accidente. La ciencia verdadera nos remite al origen donde radica el sentido absoluto que trasciende toda temporalidad.
Segunda: El Historicismo Relativo (W. Dilthey, historiador y filósofo alemán, creador del Historicismo de los siglos XIX-XX): La obra de Dilthey tiene un doble objetivo. Por un lado hacer una dura crítica a la generalización del modelo naturalista de saber (positivista) a las ciencias humanas. Se estaba haciendo en sociología y en psicología. Aquí funciona la razón histórica como camino de explicación en las ciencias humanas. Y por otro lado hacer una “crítica de la razón histórica” buscando sus últimas condiciones de posibilidad, como hizo con la “razón física”.
En su obra más significativa, “Introducción a las Ciencias del Espíritu” defiende dos tesis. Primero la distinción esencial entre Ciencias Naturales y Ciencias del Espíritu. Dice que las Ciencias del Espíritu tematizan sujetos, la vida interior de los sujetos y que estos sujetos están dotados de temporalidad histórica, que son intencionales (abiertos al mundo a través del conocimiento y del amor), cualitativos, etc. Y explica que las Ciencias Naturales tematizan objetos que carecen de vida interior, que están en unas coordenadas espacio-temporales, que no tienen tiempo físico, que son cerrados, cuantitativos, etc. Y segundo defiende la distinción entre explicación y comprensión. “Se explica la naturaleza y se comprende la vida (humana)”. La explicación es el acto propio de la “razón científica”. Descubre las relaciones funcionales entre objetos, que se expresan en leyes y se cuantifican. La comprensión es el acto propio de la “razón histórica”. Se muestra en la intuición empática (sintonizar con otra persona interiormente), que nos pone en contacto con la subjetividad individual y se “narra”, se “describe”...
En función de estas dos tesis Dilthey sostiene que las ciencias naturales son Ahistóricas por ser nomotéticas (estudian estructuras y leyes comunes), por usar método experimental (se repiten una y otra vez los hechos para su comprobación), por usar la explicación científica que implica necesidad. [NOTA: Recordar que la naturaleza por estar regida por leyes determinísticas, implica necesidad en sus procesos]. Asimismo sostiene que las ciencias del espíritu son Históricas por se ideológicas (estudian la individualidad irrepetible, lo propio de cada sujeto), por usar como método la narración, la descripción, la comprensión..., por emplear la intuición empática para comprender los procesos del sujeto histórico [NOTA: Recordar la noción de sujeto y su característica de libertad].
Consecuencias de la obra de Dilthey: Conduce a un dualismo problemático, naturaleza (mundo de necesidad) ! Espíritu (mundo de libertad). Pone límites a la historicidad, las ciencias naturales escapan a la historia. Considera al sujeto humano, contemplador neutro y desinteresado que refleja como un espejo las supuestas leyes objetivas de la naturaleza (las grandes obras de Marx, Freud, Darwin... problematizan esta tesis).
Tercera: Historicismo Radical (siglo XX): Defiende la historicidad constitutiva de la experiencia humana y de sus productos, incluida la ciencia natural, defiende que las ciencias naturales también son históricas (el mismo concepto de “naturaleza” es histórico). Esta tesis defiende que la historia de la ciencia muestra cambios cualitativos, no sólo cuantitativos (cambio de modelo). Defiende también la actual epistemología (estudio de la ciencia): T. Jun en su obra “La estructura de las revoluciones científicas” defiende la historicidad de la Ciencia Física. Y también defiende la sociología del conocimiento: La escuela de Frankfurt (de inspiración Marxista y Freudiana) critica la tesis de la dimensión meramente especular del conocimiento humano y subraya que éste siempre es interesado, social y selectivo.
En definitiva que las ciencias naturales también son una construcción histórica y social. Esto significa que la situación histórica determina las propias “posibilidades” de la ciencia como hipótesis rectora, selección de fenómenos, instrumentos simbólicos y materiales, intereses, valores y proyectos sociales determinan... (La ciencia es una construcción social).
En definitiva la escuela de Frankfurt habla de una historicidad profunda de la ciencia que es lo que defienden.
Thomas Kuhn en 1962 publicó “La estructura de las revoluciones científicas” obra que causó un enorme impacto entre los historiadores de la ciencia y los teóricos. El objetivo era esclarecer la naturaleza de la ciencia (¿cómo es?) estudiando su historia (¿cómo ha sido?) y no desde la epistemología que estudia desde la perspectiva de cómo debería ser. La tesis central de la obra viene a decir que la historia de la ciencia no es un proceso continuo y acumulativo (tesis positivista); sino que en ella (en la historia de la ciencia) se producen rupturas, saltos cualitativos, “revoluciones” o cambios de paradigma. El concepto básico es el paradigma, su significado. A veces su uso es impreciso. En general define el paradigma como “lo necesario para poder hacer ciencia”, en concreto todo paradigma supone cinco condiciones (1-ciertas suposiciones metafísicas, metateorías; 2- Teoría particular sobre una materia; 3- Método concreto; 4- Predicción inequívoca y a través de ella resolución de problemas reales, con respecto a esto Kuhn habla de los “logros del paradigma” y 5- comunicación lingüística clara y precisa, cuyas consecuencias son que el paradigma obtiene apoyo de profesionales de cada rama del saber y por ello termina haciéndose una verdad indiscutida, indiscutible, es decir, un marco dogmático para construir el saber.)
En la historia de la ciencia (ciencia natural) Kuhn distingue tres etapas:
Primera: Etapa Normal o Periodo de Ciencia Normalizada: Se acepta unánimemente un paradigma y se trabaja y se resuelven problemas en él. Dada la estructura “jerárquica” de la investigación el paradigma se convierte en “indiscutido” (no se critican ni sus supuestos), por lo que no hay escuelas. Se da un crecimiento cuantitativo del conocimiento.
Segunda: Etapa Revolucionaria o Etapa de Crisis del Paradigma o Revolución científica: Curiosa aplicación al mundo de la ciencia del concepto de “revolución” tomado de las ciencias sociales y políticas. Se produce a partir de ciertos gérmenes existentes en el propio paradigma como falta de corrección formal de los enunciados científicos, la falta de predicción exacta y en consecuencia la no resolución de ciertos problemas. También tiene que ver la llegada de jóvenes científicos con otras ideas y supuestos (Heterodoxos). Estas “anomalías” (disfunciones) conllevan grandes discusiones y por tanto la crisis del paradigma.
Los heterodoxos proponen un nuevo paradigma que triunfará si predice sin error en la predicción y en consecuencia resuelve los problemas, si tiene un lenguaje correcto, preciso y si es aceptado.
Esta tesis “Revolución (del paradigma, de la historicidad) científica” problematiza tres ideas muy importantes que se consideraban sagradas y que son la inmutabilidad de la ciencia, el progreso en términos meramente cuantitativos (Teoría Positivista) y el supuesto de que la ciencia se mueve en una dimensión puramente objetiva, en la ciencia intervienen con la hipótesis rectora el factor subjetivo y con él la historia.
Tercera: Etapa Preparadigmática: Kuhn habla también de una etapa preparadigmática en la que la actividad científica “Anda como a tientas”. Se busca identificar los problemas, formularlos correctamente (definirlos y expresarlos correctamente). Se discute sobre las bases mismas de la actividad científica, naturaleza del saber, método, tema específico, finalidad... pluralidad de escuelas en vez del paradigma.
Pues bien, las “ciencias humanas” (en concreto la psicología) están en esta etapa preparadigmática relevancia de la explicación genética que proporciona la historia.

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