EL PROCESO PSICODIAGNÓSTICO


Resumen de Clases dictadas en las Cátedras de Evaluación Psicológica II (2001), y Teoría y técnicas de exploración y diagnóstico (II) (1996).

Caracterización del proceso psicodiagnóstico

- Institucionalmente, configura una situación de roles bien definidos y con un contrato en el que una persona (paciente) pide que lo ayuden y otra acepta el pedido (psicólogo) y se compromete a satisfacerla en la medida de sus posibilidades.
- Es una situación bipersonal, de duración limitada (3/6 reuniones), cuyo objetivo es lograr una descripción y comprensión lo más profunda y completa que sea factible de la personalidad total del paciente. Abarca aspectos pretéritos, presentes y futuros, e incluye datos adaptativos y patológicos.
- Abarca los aspectos pretéritos presentes (diagnósticos) y futuros (pronósticos) de esa personalidad, utilizando para lograr esos objetivos ciertas técnicas (entrevistas semidirigidas, técnicas proyectivas, entrevistas devolutivas).
- Hay varios tipos: cognitivo, sistémico, psicoanalítico, etc.
- Debe diferenciárselo de la psicoterapia:

Psicodiagnóstico
Psicoterapia
Principio y fin limitado
Principio delimitado y fin impredecible
No acepta silencios muy largos
Se propicia el timing
Se hacen señalamientos
Se hacen interpretaciones

Fines del psicodiagnóstico

1) Diagnóstico: La principal función es establecer un diagnóstico. Explicar lo que sucede más allá de lo que el sujeto puede describir conscientemente. Ni la entrevista ni los tests son infalibles, requiriéndose ambos instrumentos en forma complementaria para llegar a un diagnóstico más certero. Para la descripción y comprensión de la personalidad del paciente o del grupo familiar, con mencionar sus elementos no basta, hay que explicar la dinámica del caso tal como aparece en el material, integrándolo en el cuadro total.
2) Evaluación del tratamiento: Mediante los re-tests o administración de la misma batería en periodos subsiguientes se pueden apreciar los avances terapéuticos con mayor objetividad y para planificar un alta, o para indagar el motivo de un impasse en el tratamiento y para que paciente y terapeuta puedan hablar de esto.
3) Como medio de comunicación: Con los pacientes reacios a conversar o con niños muy pequeños. Al favorecer la comunicación favorece el insight y pierde ciertas inhibiciones para mostrarse más natural. Se trata de respetar el timing del sujeto, el buen rapport es imprescindible para conocerlo lo más a fondo posible.
4) En la investigación: Tiene dos objetivos: a) Creación de nuevos instrumentos de exploración de personalidad. b) Planificar la investigación para el estudio de una determinada patología.
5) Método para que el consultante acepte mejor las recomendaciones: Las conclusiones de todo el material obtenido son conversadas con el interesado, con sus padres, con la familia completa, según caso y modalidad del profesional.
6) Elección de la estrategia terapéutica más adecuada: Un psicodiagnóstico completo y correctamente administrado nos permite estimar el pronóstico del caso y la estrategia más adecuada para ayudar al consultante.
7) Para proteger al psicólogo: Del compromiso clínico (ser idóneo), y ético (protegerse de situaciones en que no saben bien que es).

Se administra un psicodiagnóstico cuando:
- Hay dudas diagnósticas, o sea, para diagnóstico diferencial (neurosis, psicosis, organicidad).
- Debe diferenciarse un problema afectivo psicógeno de organicidad. Por ejemplo, oligofrenia y oligotimia.
- Hay dudas pronósticas.
- Hay que averiguar la calidad y nivel de la estructura intrapsíquica.
- Hay que elegir la estrategia terapéutica.
- Deben evaluarse los recursos del paciente para encarar una terapia.

Momentos del proceso psicodiagnóstico

1) Primer contacto y entrevista inicial con le paciente.
2) Administración de tests y técnicas proyectivas.
3) Cierre del proceso: devolución oral al paciente.
4) Informe escrito al remitente (al profesional que lo derivó).

El encuadre del psicodiagnóstico

Utilizar un encuadre en psicodiagnóstico significa mantener constantes ciertas variables que intervienen en el proceso, a saber:
- Aclaración de los roles respectivos (naturaleza y límite de la función, según contrato).
- Lugares donde se realizarán las entrevistas.
- Horario y duración del proceso (ni muy corto, ni muy largo).
- Honorarios.
El encuadre del psicodiagnóstico varía según el enfoque teórico que predominantemente sirva al profesional según su formación, su modalidad personal y también según las características del consultante, ya que la edad, la calidad y el grado de patología del consultante obliga a adaptar el encuadre a ello.
Lo más recomendable es una actitud permeable y abierta, par no establecer condiciones que luego resulten insostenibles y que perjudiquen al paciente. La plasticidad del psicólogo resulta importante: para dar con le encuadre justo, cuando se modifica por necesidad o por ruptura. La primera entrevista suministra pautas acerca del encuadre a elegir, a través del comportamiento y el discurso.

Otras consideraciones

Se ha considerado al psicodiagnóstico ”desde afuera” como una situación en la que el psicólogo le toma un test a alguien y en esos términos se formula la derivación. Desde otro punto de vista, “desde adentro” el psicólogo ha sentido tradicionalmente su tarea como el cumplimiento de un pedido que tiene las características de una demanda que hay que satisfacer siguiendo los pasos y utilizando los instrumentos indicados por otro. El objetivo fundamental de su contacto con el paciente era entonces la investigación de lo que este hace frente a los estímulos presentados.
“El paciente interesa como un objeto parcial” que debe hacer el desiderativo, que es imprescindible que colabore. Todo lo que se desvíe de este propósito o interfiera su logro, ha sido considerada una perturbación que molesta y complica el trabajo. Terminada la administración del último test, se procedía por lo general a despedir al paciente y enviar al remitente un informe confeccionado con un enfoque molecular, es decir test por test y con amplio lujo de detalles, hasta el punto de incluir en algunos casos el protocolo de registro de los tests administrados.
Estos informes psicológicos resultan a la luz de nuestros conocimientos actuales una fría enumeración de datos, rasgos, fórmulas, etc. A menudo no integradas en una Gestalt que de cuenta de lo esencial de la personalidad del paciente y permita evidenciarlo.
Se usaba el modelo médico a mayor distancia, mayor objetividad, se utilizaban los tests como si constituyeran en sí mismos el objetivo del psicodiagnóstico y como un escudo entre el profesional y el paciente para evitar pensamientos y sentimientos que movilizaran afectos. Pero no todos actuaron así. Muchos experimentaron el deseo de un acercamiento al paciente. Debieron abandonar el modelo médico, afrontando la desprotección y la sobrecarga afectiva por las depositaciones de que eran objetos, sin estar preparados para ello. Podía ocurrir que actuasen de acuerdo a los roles inducidos por el paciente. El resultado era una contraidentificación proyectiva con el paciente desde ya no conveniente porque interfería su labor.
La difusión del psicoanálisis, intentó trasladar la dinámica del proceso psicoanalítico al proceso psicodiagnóstico, sin tener en cuenta las características específicas de este. Se sobrevaloró la técnica de la entrevista libre y relegó a un segundo plano el valor de los tests, a pesar de que era para aquello, para lo que estaba mejor preparado.
Si lo que el psicólogo debe hacer es un psicodiagnóstico, el encuadre no puede ser ése: dispone de un tiempo limitado, la excesiva duración del proceso resulta perjudicial; si no se pone límites a los rechazos, bloqueos y tardanzas, fracasa la labor y esta debe salvaguardar por todos los medios. Con respecto a la entrevista libre, si adoptamos el modelo psicoanalista dejaremos hablar lo que quiera y cuanto quiera al paciente, pero con esto caeremos en una confusión, no disponemos de tiempo ilimitado.
La teoría y la técnica psicoanalista brindaron un marco de referencia imprescindible que le ayudó a entender lo acontecido con el paciente. Así como se revela contra la tendencia a ser un auxiliar-testista sometido a un modelo de trabajo frío, deshumanizado, molecular y sobredetallista, llegó el momento que debió separar similitudes y diferencias del terapeuta psicoanalista.

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