La percepción

Las formas, colores, figuras, íconos, olores, sonidos y lenguaje son algunos de los factores que definen las funciones de la percepción. Una frase determina nuestro conocimiento, comprensión y adaptación al entorno para sobrevivir y superar que impiden alcanzar la vida plena.




Función de la percepción: obtiene conocimiento a partir de los mensajes sensoriales. El ámbito de lo percibido siempre desbordará nuestra capacidad verbal para describirlo. Lo percibido por una persona se traduce en información más o menos útil, de acuerdo con la calidad y redundancia de los estímulos que haya sido expuesta la persona desde sus primeros años de vida.



El lenguaje juega un papel determinante, puesto que sólo se percibe lo que se conoce. La eficacia perceptual depende de la capacidad para interpretar códigos, símbolos o íconos que le brinda al perceptor un ahorro de tiempo y esfuerzo.



En el acto perceptivo, el cerebro no sólo registra datos, sino que además interpreta las impresiones de los sentidos. La percepción no es, pues, como la respuesta automática de una máquina, las teclas de la máquina de escribir que al pulsarlas se disparan automáticamente y siempre en el mismo sentido. En la percepción la cosa ocurre de otro modo, la respuesta que se da al estímulo viene siempre reestructurada, de tal modo que un mismo fenómeno observado y percibido por distintas personas, reciben respuestas distintas, y es interpretado de modo muy distinto, por un poeta, un pianista, un organista.



Por otra parte como no percibimos sólo por un órgano sino que recibimos muchos estímulos al mismo tiempo y por distintos órganos ocurre que la más leve desviación en cualquiera de los órganos puede dar lugar a diferencias profundas en el resultado total de nuestras percepciones. En cierto modo, la percepción es una interpretación de lo desconocido, aunque por ser la única que el hombre puede dar, ésta le sirve para su desenvolvimiento en el mundo. Por el cual por otra parte se encuentra en íntima comunicación.





El cerebro interpretaría la información que recibe de las neuronas sensoriales utilizando un código que es más complejo de lo que antes creían los científicos, según indica una nueva investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Laboratorio de Cold Spring Harbor. Al estudiar la forma en la que los monos perciben un objeto que vibra cuando toca la piel, unos científicos encontraron que los cambios de la atención de un animal a medida que pasa el tiempo influyen en la forma en la que se interpreta una señal sensorial.











Cuando alguien ve algún objeto no solamente percibe su tamaño, su forma, su color, sino que es capaz también de determinar su posición con respecto a otros objetos. Este hecho constituye la percepción espacial. La posibilidad de la percepción espacial implica varios factores que se pueden dividir en dos grandes categorías: monoculares y binoculares. Los primeros son los que funcionan solamente con un solo ojo, mientras que los factores binoculares son los que operan con los dos ojos al mismo tiempo.



Factores monoculares. Los siguientes factores son los que se perciben con la ayuda de cada ojo separadamente: superposición, brillantez, paralaje, elevación, color y distinción de contornos. Veamos brevemente cada uno de estos factores.



La superposición es la obstrucción parcial de un objeto por otro, dando la impresión de que el objeto parcialmente está en una posición más lejana. Así, en la figura 63 el cuadrado oscuro está superpuesto al cuadrado blanco. La impresión que se lleva uno es que el cuadrado oscuro está más cerca del observador que el cuadrado blanco. El cerebro determina que el objeto que está parcialmente cubierto está detrás del objeto que cubre. Este es un factor que ayuda a determinar posiciones relativas de cuerpos.



La brillantez de un objeto es una sensación subjetiva que está relacionada con la intensidad de la radiación que llega a los ojos. Así, si un objeto emite luz con mucha intensidad lo percibimos en forma muy brillante. La brillantez es un factor que ayuda a determinar posiciones de objetos; mientras más brillante se vea un objeto nos parecerá que está más cerca de nosotros.



La percepción requiere de todo un entrenamiento para capturar y utilizar la mayor cantidad de estímulos del entorno, en el menor tiempo posible y con el mínimo de error. La memoria del cerebro se convierte en el soporte básico de la percepción.





Imaginación simbólica.



La palabra símbolo se refiere a alguna cosa que reemplaza y representa a otra cosa a partir de alguna relación accidenta, convencional o de vaga referencia, además de ser una correspondencia analógica de objetos o imagines con un valor evocativo.



En principio el conocimiento simbólico, definido triple mente como pensamiento siempre indirecto, como presencia figurada de la trascendencia y como comprensión epifanía, aparece en las antípodas de la pedagogía del saber tal como se instituye desde hace diez siglos en Occidente. Si como O. Spengler se hace comenzar plausiblemente nuestra civilización con la herencia de Carlomagno, se nota que Occidente siempre ha opuesto a los tres criterios precedentes elementos pedagógicos violentamente antagónicos: a la presencia epifanía de la trascendencia, las iglesias opusieron dogmas y clericalismos, al "pensamiento indirecto" los pragmatismos opusieron el pensamiento directo, el "concepto" -cuando no el "precepto"- y finalmente, ante la imaginación comprehensiva "madre de error y de falsedad", la Ciencia dirigirá las largas cadenas de razones de la explicación semiológica, asimilando además estas últimas a largas cadenas de "hechos" de la explicación positivista. De alguna manera los famosos "tres estados" sucesivos del triunfo de la explicación positivista son los tres estados de la extinción simbólica.



En la estructura simbólica la percepción va siempre ligada a una representación, a un concepto o a una significación; al escuchar un sonido de un avión, por ejemplo, representamos su configuración por las experiencias vividas anteriormente.





Persuasión y comunicación.



La percepción no es nunca una mera repetición del mundo exterior, no es como si fotografiásemos el mundo valiéndonos de nuestros órganos sensoriales y receptivos. Estamos tan acostumbrados a que las cosas nos parezcan tal y como las vemos que ni siquiera pensamos que pudiera ser de otro modo. El acto físico de percibir actitudes sensoriales lo llamamos percepción. Pero el proceso de la percepción se diferencia mucho de la sensación.

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