LAS MEMORIAS SENSORIALES

 Introducción


La percepción no es el resultado inmediato de la estimulación, son que requiere tiempo, y las impresiones llegan a desvanecerse con gran rapidez, desapareciendo por completo. Algunas estructuras neurofisiológicas están especializadas en alargar la duración de la estimulación, como las memorias sensoriales o registros sensoriales (que hay tantas como sentidos), almacenes de información que alargan la duración de la estimulación y nos permiten tomar decisiones incluso a partir de exposiciones breves de los eventos.

 La memoria visual o icónica

Tiene importancia en que la relación que se establece entre el ser humano y su entorno es esencialmente visual. La memoria icónica es el registro sensorial visual que retiene la información detallada sobre la imagen visual por una duración muy breve, permitiendo que, tras la desaparición de la imagen, la huella continúe durante un lapso de tiempo que excede a la duración de la imagen misma. La exploración de la velocidad a la que el sistema visual puede recoger información se ha hecho con el taquitoscopio, ideado para mostrar material visual bajo condiciones experimentales. Esta memoria se ha estudiado con 3 paradigmas experimentales:

1. La técnica del informe total: Tras un breve exposición a una serie de estímulos, se solicita al individuo que informe de todos los ítems que pueda. Cattell defiende que la información correctamente recordada, llamada “amplitud de aprehensión”, no excede de 4’5 ítems.

2. La técnica del informe parcial: La exposición de los ítems va seguida de algún tipo de señal (acústica o visual), que indica al sujeto que parte del conjunto de ítems va a ser informada. En el paradigma de Sperling, la señal es un tono que indica la fila de letras que hay que informar. En el paradigma de Averbach y Coriell, la señal es una barra vertical u horizontal que indica la(s) letra(s) que hay que informar. De todos modos, esta técnica de informe parcial tiene imperfecciones como que puede desviar la atención hacia la señal anticipatorio en vez de al estimulo de análisis, que se puede producir enmascaramiento o que se puede dar la interferencia mientras el sujeto está informando de los ítems que ha percibido.

3. La técnica del enmascaramiento: El enmascaramiento es la interacción o interferencia destructiva que se produce entre dos estímulos cuando afectan a un receptor con estrecha contigüidad espacial o temporal. Cuando la máscara sigue al estímulo, se habla de enmascaramiento retroactivo, y cuando le precede es enmascaramiento proactivo. Cuando el intervalo interestimular es muy breve, los dos estímulos son tratados como simultáneos y registrados como una única imagen, lo cual se llama efecto de sumación. Si aparece antes, se produce el fenómeno de la interrupción, caracterizado por la no identificación del estímulo crítico y siendo reemplazado éste por la máscara.

La memoria visual o icónica tiene unos rasgos definitorios, que son:

- Capacidad: Los resultados de las técnicas se calculan mediante porcentajes: número correcto de ítems reconocidos por el número total de ítems que hay.

- Duración: Si la memoria visual no tuviera límite, la persistencia continua de imágenes visuales produciría un solapamiento y un caos de información. Con la técnica de informe parcial, la duración de un icón es menor de un segundo, igual que en el enmascaramiento retroactivo.

- Contenido: No existe acuerdo de si el almacén icónico está o no sin categorizar, ya que cada estudio dice una cosa. Pero todos dan prueba en contra de la opinión de que el contenido de la memoria icónica es solo de naturaleza precategorial.

 La memoria auditiva o ecoica

Mientras que la memoria icónica se extiende en el espacio, la memoria ecoica se mueve en el tiempo. Esta memoria tiene 4 paradigmas experimentales:

1. La técnica del informe total: Consistiría en informar de todos los tonos y/o letras en cualquiera de las posiciones que se presentan.

2. La técnica del informe parcial: El sujeto recibe simultáneamente cuatro mensajes en cuatro posiciones. En el momento en que acaba la presentación auditiva, se enciende una de cuatro luces colocadas en el tablero que señala la posición, y el sujeto deberá informar de las letras del alfabeto emitidas en la posición indicada por la señal. Los sujetos disponen de un mayor porcentaje de letras cuando se pide el informe parcial, aunque el grado de ejecución parece depender de la demora de la señal.

3. La técnica del enmascaramiento: Tiene dos posibles modelos experimentales:

- Con estímulos tonales: Analizar los efectos de un tono enmascarante sobre la identificación de otro tono previo (habiendo dos tonos a identificar por el sujeto: tono alto o bajo, tras haber sonado el tono enmascarante). Massaro, quien inventó esto, observó que cuando el intervalo entre ambos tonos (variable independiente; el enmascarante y el alto/bajo) era de 40 miliseg. o menos, el reconocimiento del estímulo crítico es ligeramente superior al azar, mientras que si el intervalo es mayor de 40 miliseg., la ejecución mejoraba mucho.

- Con estímulos verbales: Se presentan los sonidos de dos posibles vocales que van seguida de un sonido enmascarante de la misma intensidad, y la tarea es identificar después de la máscara la vocal que ha sido presentada. La identificación de las vocales están en función directa con la demora de la máscara.

4. La técnica del sufijo: Este efecto tiene su origen en el efecto de la posición serial, que tiene mucho que ver con la modalidad de presentación de los ítems. Se presenta una lista de dígitos visualmente (ej: 1 8 5 0 9 6 2) y a algunos sujetos se les pide que permanezcan callados hasta la prueba de recuerdo, mientras que a otros se les dice que vayan diciendo los números en voz alta a medida que aparecen. Así, los últimos ítems en la condición de silencio estaban en desventaja, mientras que en la otra condición mejoraban sensiblemente. Una interpretación es que la presentación no-silenciosa deja una huella ecoica en los últimos ítems de la lista, por lo que la adición de un estímulo auditivo irrelevante (sufijo) al final de la lista alterará la huella ecoica y disminuirá el nivel de ejecución del último ítem. Tras esto de Conrad y Hull, Crowder diseñó otro experimento en el que se presentaba una lista auditiva de nueve dígitos a una tasa de cuatro por segundo, y después del último ítem el sujeto podía oír un sufijo que era o un tono o el dígito cero, tras lo que tenían que comenzar a informar los nueve ítems presentados en orden correcto. El sufijo cero tiene un efecto perjudicial sobre el último ítem (efecto sufijo), lo cual no ocurre con el tono, con lo que se observó que cuanto menor es el intervalo temporal último ítem-sufijo, mayor es la perturbación, que la similitud física entre el sufijo y los ítems de la lista es de máxima importancia y que el significado del sufijo es irrelevante (los sufijos físicamente distintos pero de igual significado tendrán efectos mínimos sobre el recuerdo).

Así, las características de la memoria auditiva o ecoica son:

- Duración: Los datos de la técnica del informe parcial atribuyen a esta memoria una duración de 2 segundos. Los experimentos de enmascaramiento, en cambio, le dan una duración de entre 2 y 6’4 segundos. Por tanto, ésta depende de la técnica, aunque también del material usado, ya que con material no verbal la duración estimada es de 250 miliseg., mientras que con material verbal es de 2 segundos.

- Contenido: No hay consenso sobre su naturaleza categorial o precategorial.

 La memoria olfatoria

Los seres humanos poseen un sentido del olfato muy agudo que permite detectar muchos aromas (por nuestros antepasados), aunque éste se va perdiendo con la edad. En contraste, la habilidad del hombre para identificar (dar nombre) a un estímulo odorífero es extremadamente pobre (solo 16 aromas), aunque ésta pueda mejorarse mediante entrenamiento (familiarizando los aromas, presentando asociaciones aroma-nombre, y dando ayuda para recordar los nombres). Este entrenamiento tiene la limitación de que se basa en la identificación de los aroma y la función natural de la experiencia olfativa no es la de identificar olores individuales, sino sus fuentes (si una comida está mala, p.e.). Para percibir un aroma, solo son necesarias tres conexiones neuronales (receptores nasales » bulbo olfatorio » cortex olfatorio); la cuarta conexión se da en el sistema límbico y es aquí cuando se guarda ese aroma en la memoria. Los psicólogos, en honor a la cita de las magdalenas en el té citada en el libro de Marcel Proust, han denominado a la memoria olfatoria como Síndrome de Proust, lo cual hace mención a la capacidad que tiene esta memoria de registrar, a la vez que el olor, todo su contexto sensorial y emocional, resistiendo mucho mejor el tiempo y funcionando de forma diferente a las otras dos memorias sensoriales. Las características diferenciales de ésta es que, al darse el recuerdo de experiencias sensoriales no verbalizadas, actúa como un sistema sensorial perceptivo a largo plazo, siendo el más antiguo y primitivo de todos, con el acceso más directo al cerebro de itinerario corto hacia el paleocórtex (en la vista y oído se tramita la información al tálamo y neocórtex). Aún así, la asociación olor-nombre es mucho más débil de la que puede ser entre color/sonido -nombre. Las características de la memoria olfatoria son:

- Codificación: Los olores son codificados de forma global e inconsciente, como una percepción única que no es descomponible, inanalizable de forma parcial y que resiste las interferencias de otras percepciones. La asociación entre un olor y su nombre, como ya hemos dicho, es débil, porque nos es muy difícil nombrar los olores, y asimétrica, porque aún es más difícil evocar un olor partiendo de su nombre. La “teoría del doble código de Lyman y McDaniel” afirma que hay dos códigos diferentes en los olores: uno que implica una representación llena de imágenes y otro una descripción verbal del olor. Según estos, se reconoce mejor un olor por factores verbales que por la representación visual de los mismos.

- Almacenamiento, reconocimiento, identificación y olvido de los olores: La ausencia de una degradación sensible de la memoria a corto plazo evidencia que el porcentaje medio de respuestas positivas correctas alcanza el 82% de reconocimiento (conozco este aroma, aunque no logro identificarlo), y, estudios realizados han averiguado que el olvido de esta memoria olfatoria es escaso, lo cual parece que tiene que ver con su extremada resistencia al fenómeno de la interferencia retroactiva, es decir, el olvido producido por posteriores experiencias de aprendizaje (no hay evidencia de la interferencia proactiva, el reconocimiento a corto plazo de aromas no se afecta por el nº de estímulos que lo precedan). En los olores, el poder evocador de imágenes puede ser tanto fortuito como intenso, ya que el sujeto no es consciente de la presencia de un olor en un acontecimiento concreto. La significación de un olor se adquiere por la experiencia individual, y la intensidad del recuerdo varía según la importancia del acontecimiento. En los estudios de esta memoria parece demostrarse que lo que influye en la tasa de respuestas positivas correctas y en las falsas alarmas depende de la actitud del sujeto: si el sujeto es conservador, tendrá pocos aciertos y pocas falsas alarmas, pero si es arriesgado tendrá más respuestas positivas y más alarmas.

Según la teoría de los olores, Engen propone un marco teórico dividido en dos partes:

1. Un olor no es codificado separadamente como sensación simple, sino en conjunto con otros datos sensoriales y mecanismos neuronales. Las sensaciones olfatorias están íntimamente mezcladas con otros sistemas sensoriales desde el principio y no se pueden separar de ellos.

2. La anatomía y fisiología del olfato facilita el aprendizaje de asociaciones mentales ligadas a episodios específicos de la existencia. El sistema olfativo está fuertemente ligado al sistema límbico y a las estructuras unidas al cortex temporal, lo que explica su alta capacidad para establecer conexiones.

Blaney describe el fenómeno de congruencia del humor para referirse al hecho de que cuando alguien tiene un estado de humor negativo es más susceptible de evocar recuerdos con valencia negativa y viceversa. Este fenómeno, en términos de la teoría de redes asociacionistas, se explica diciendo que los materiales perceptivos, cognitivos y afectivos pueden automáticamente activar otro material con los que están relacionados. Según esto, Hoffman dice que es posible destacar tres vías en las que el afecto puede ser generado:

1. Las respuestas afectivas directas (afectos primarios: emociones) a aspectos sensoriales o físicos de los estímulos (ej: reacción de disgusto ante el olor de queso de cabrales).

2. Las respuestas afectivas al emparejamiento entre estímulos físicos y sus representaciones internas (ej: reflejos condicionados).

3. Las respuestas afectivas al significado de los estímulos (sus causas, consecuencias, implicaciones para el self...).

Para Hoffman, lo que distingue a las emociones es su escaso nivel de actividad cognitiva, por lo que algunos aromas poseerían la capacidad de elicitar experiencias placenteras y displacenteras, es decir, producir efectos sobre la memoria. En este sentido, y como defensa a la capacidad de los olores para sesgar recuerdos hacia unos de contenido afectivo u otro, está el hecho de que el olfato se describe como un sentido emocional, en contraste con los sentidos cognitivos de la visión y audición. Los olores pueden ser efectivos en sesgar la memoria hacia contenidos hedónicamente (placenteramente) congruentes, pero no está claro si el efecto del olor sobre la recuperación es una consecuencia directa de la valencia hedónica compartida de la experiencia del olor y de los recuerdos almacenados, o está mediada por un cambio de humor inducido por el aroma.

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